Nunca, nunca le pudo decir lo que pensaba. Te acueras de esos "gracias" sinceros que le dices a alguien? Pues se cerraron junto a la historia de alguien que ya no estaba. Una conciencia tranquila la perseguía mientras ella corría más rápido.
No estaba dispuesta a perdonarse lo que no había dicho antes. Pero era imposible, aquello era un fuego interno que nunca se apagaría.
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